Aunque a ciencia cierta no podemos determinar si se trata de un acto divino o es simplemente una coincidencia, (muy curiosa, por cierto) doña Adelina Seseña fue la primer testigo de un acontecimiento celestial, y es que, en mayo de 2022, ¡se le apareció la silueta de la Virgen de Guadalupe en una charola de horno industrial! Ocurrió en Ciudad Neza, en el Estado de México, y hoy, esta mujer decidió abrir las puertas de su casa ubicada en la colonia Reforma, para que fieles católicos puedan admirar la imagen divina.
Adelina, quien reveló la aparición días después, por miedo a lo que la gente podría pensar, aseguró que se trata de un mensaje de fe y esperanza, sobre todo porque en los últimos días, las enfermedades, el desempleo y la crisis económica que trajo consigo la pandemia de Covid-19, han estado presentes en la vida de las familias mexicanas.
Por ello, la familia Seseña decidió abrir sus puertas a más personas, pues creen que también es una prueba para que los creyentes se acerquen nuevamente a Dios, luego de perder la fe por las consecuencias que generó la emergencia sanitaria.
Hoy, todos los días decenas de católicos visitan a la Virgen de Guadalupe aparecida en el utensilio de cocina, y es que el acontecimiento se volvió viral, por lo que al punto arriban incluso feligreses de otros estados.
Primera aparición de la Virgen de Guadalupe
Fue el 9 de diciembre de 1531, cuando ocurrió la primera aparición de la Virgen de Guadalupe en el cerro del Tepeyac en la Ciudad de México, a poco más de 10 años de la conquista de México.
Se dice que fue la Virgen María quien le habló a Juan Diego, un indio, en su lengua natal, ordenándole que hablara con el Obispo para que construyera una casa en el cerro, en el que escucharía las plegarias de los feligreses y les daría consuelo.
El Obispo, un poco incrédulo, le pidió una señal, y sólo así creería que la Virgen María era la que lo estaba ordenando. Al siguiente día, la Virgen se le apareció de nuevo, sin embargo, Juan Diego se disponía a retirarse ya que un familiar suyo estaba muy enfermo, a lo que María le contestó: “No te preocupes hijo mío, ¿no estoy aquí que soy tu madre?”. Tras confirmarle que su familiar sanaría, le ordenó subir al cerro a cortar algunas rosas, y le pidió que se las llevara al Obispo.
Al subir al cerro, Juan Diego encontró rosas hermosas y de todos los colores, y las colocó en su tilma. Vaya sorpresa que se llevaron, pues al llevárselas al Obispo, sobre la manta apareció la divina imagen de la Virgen de Guadalupe, por lo que en la zona fue construida la Basílica de Guadalupe, que cada 12 de diciembre es visitada por miles de mexicanos católicos para venerarla.
