¿Cuándo deja de ser una broma y se convierte en agresión?
¿Hasta dónde llega una broma? ¿Cuándo una “ocurrencia” deja de ser divertida y se convierte en un peligro? El caso del niño en Tlahuapan es un ejemplo.
El pequeño que fue subido a una unidad de transporte público como parte de una supuesta broma, ha generado preocupación y reflexión. La doctora en educación Erika Salgado nos brindó una recomendación para lo más pequeños.
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Este caso encendió las alarmas sobre la importancia de enseñar a los niños a identificar cuando una situación deja de ser segura.
Padres de familia están de acuerdo que subir a un menor a un vehículo sin su consentimiento y sin el de sus padres no es una ocurrencia graciosa, Miriam madre de familia comentó sobre la responsabilidad familiar.
Especialistas están de acuerdo que el límite entre una broma y una situación de riesgo es delgado y cuidar de nuestros niños también significa enseñarles a reconocer cuando algo no es un juego y en qué momento se debe pedir ayuda.