Economía mexicana al borde del colapso por la herencia maldita
La herencia maldita de Pemex es un reflejo de la realidad que dejó el presidente Andrés Manuel López Obrador y que arrastró varias promesas sin cumplir
En febrero de 2018, el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador lanzó una de sus primeras bolas de humo: prometió que para diciembre de 2024, Petróleos Mexicanos (Pemex) estaría produciendo 2.6 millones de barriles de petróleo diarios.
Una herencia maldita para los mexicanos
Con el ímpetu que lo caracteriza, afirmó: “Yo acepto el desafío... Vamos a sacar adelante a Pemex y va a ser una empresa productiva”. La promesa estaba acompañada de un mensaje claro: si se erradicaba la corrupción, Pemex renacería.
Sin embargo, al mirar hacia atrás, las promesas del “tabasqueño” parecen haberse escurrido, como un chorro de petróleo entre los dedos. A finales de 2023, Pemex solo producía 1.6 millones de barriles diarios, dejando a la paraestatal en una situación de endeudamiento crítico y con pérdidas financieras acumuladas.
Las expectativas se convirtieron en una herencia maldita, donde los mexicanos, en lugar de ver prosperidad, enfrentaron la realidad de una empresa en crisis.
Miles de millones invertidos y proyectos fracasados
A pesar de las dificultades, López Obrador tomó la decisión de invertir miles de millones de pesos en obras que, en muchos casos, aún no han mostrado rendimientos económicos.
La refinería de Dos Bocas, un proyecto insignia de su administración, se ha visto marcada por contratiempos y críticas, ya que ha sido señalada por no cumplir con su función de producción.
Asimismo, el aeropuerto Felipe Ángeles, otro de los grandes planes del gobierno, sigue en la cuerda floja, mientras que la empresa Mexicana de Aviación no ha logrado despegar, reportando pérdidas de más de 923 millones de pesos en sus primeros nueve meses de operación.
El Tren Maya: Un Orgullo Cuestionado
Uno de los proyectos que el presidente presume con más fervor es el Tren Maya, al que ha calificado como una “obra magna” sin comparación en el mundo. Sin embargo, las críticas sobre la viabilidad y el impacto de esta obra en las comunidades locales no cesan. El entusiasmo presidencial contrasta con un panorama que, para muchos, no refleja los beneficios esperados.
Siguiendo la línea de sus promesas, López Obrador anticipó un crecimiento económico robusto, proyectando cifras que se alejaban de las previsiones de expertos, quienes estimaban un aumento más conservador. “Cinco por ciento, jajaja, para que se enojen”, decía con una mezcla de ironía y optimismo. Sin embargo, al cierre de su mandato, el crecimiento fue mucho más modesto: 3.3% en 2023, 1.28% en 2024, y un promedio de 1.05% durante su sexenio.