El siniestro ocurrió al rededor de las 15:00 horas del 15 de junio de 1999 y afectó a varios estados de México. En Puebla en concreto, los daños afectaron a diferentes inmuebles de la capital poblana, así como a las iglesias de San Andrés Cholula (entre ellas, el Templo de la Virgen de los Remedios, en la cima de la pirámide). El total de los edificios y viviendas dañados se alzó hasta los 34 mil y el saldo de muertes que dejaron los 45 segundos de temblor cerró en 20 personas. Los habitantes de la ciudad lo recuerdan todavía como un evento traumático y que los hizo, en cierto punto, temer por su vida.
“El sismo más terrible que he sentido”
Hermilo Valdés asegura que es imposible describir el sonido que escuchó durante el temblor. “Era un ruido tremendo, como si fuera por abajo”, describe. “Como son grandes los cristales, se oyó fuertísimo”. Asegura que le tomó por lo menos dos horas para poder tranquilizarse después del sismo, debido a la impresión que tuvo en él.
Por su parte, María Luisa Rodríguez relata que el terremoto la encontró mientras trabajaba en un restaurante cerca del portal. “Me espanté”, asegura. “Apagamos las llaves del gas, del agua”.
Ambos recuerdan con especial nitidez un accidente cerca del Palacio de Gobierno Municipal, en el que una piedra impactó sobre un automóvil que transitaba la zona. Hermilo relata que la cúpula se cayó “cuando iba pasando un coche, que lo dejó aplastado totalmente”. La historia de Maria Luisa dice que el carro se encontraba entrado al portal y que la conductora sufrió una lesión en la espalda.
“Pensé por unos instantes que desaparecía Puebla”, asegura Hermilo.
El temblor tuvo su epicentro en Tehuacán y duró 45 segundos. Cobró la vida de 20 personas y dejó daños en más de 34 mil viviendas e inmuebles, entre los que destaca la Torre de San Agustín, así como el Santuario de la Virgen de los Remedios, en Cholula.
Un suceso que los más jóvenes ignoran
El movimiento telúrico resultó en 188 lesionados y daños considerables en edificios de amplio valor histórico, como son palacios municipales, centros de salud, de cultura y escuelas. Sin embargo, tras las restauraciones, estos daños son imperceptibles. Por esto, las personas más jóvenes podrían no recordar el evento, sin embargo, para los mayores es algo que no olvidarán y que, esperan, no vuelva a suceder.
“La gente de mi edad sí recordamos”, confirma María Luisa. “Que faltan cosas, en el ayuntamiento las piedras, la de San Francisco que se cayó también. Pero la gente que no, no lo va a notar”.
