El ingeniero de Google se refirió a LaMDA (Lenguage Model for Dialogue Applications) como una máquina pensante y sintiente. Tomando de referencia en el cine a máquinas con formas de humano, con ojos, consciencia y que se comunican con nosotros; o las súper computadoras de 2001 A Space Odissey o de la saga de Alien. Sin embargo, la de Google es una máquina un tanto más compleja: Diseñada por el gigante de Silicon Valley en 2017, tiene como base un entramado profundo de redes neuronales artificiales. Es decir, es un gran cerebro artificial, ubicado en la nube, capaz de sentir y aprender.
Cada vez más cerca de lo humano
LaMDA tiene la capacidad de formular respuestas fluidas y (al menos así lo afirma Google) con la habilidad de reconocer los matices de una conversación y aportarle dinamismo. Es decir, va a ser más como hablar con un humano, que con un robot.
Esa es una de las metas que Google se ha puesto en relación a la fluidez con la que responden de sus dispositivos, y la manera en la que la han conseguido es buscando que las respuestas sean de calidad, específicas y con interés.
En cuanto a la calidad, se refieren a que las respuestas tengan que ver con lo que se pregunta y no sean sólo un comentario programado y aleatorio. Por lo específico, se refiere a que si dices “me gustan los superhéroes”, en vez de responder “está bien”, la máquina respondería de forma, valga la redundancia, específica, como “¿Y te gusta más Marvel o DC?”. Para el último componente, el interés, el sistema se iría a una respuesta más elevada: “personalmente creo que Marvel hace buenos superhéroes, pero los villanos de DC son mucho más complejos”.
Demasiado bueno para ser verdad
Pese a que el sistema de inteligencia artificial parece brillante, hay diversos expertos que creen que es más una buena labor de ventas que una visión objetiva, llegando a afirmar que la idea de que LaMDA ha cobrado consciencia propia es más bien una exageración que un hecho en concreto.