¡Es Día de Muertos! Y qué mejor que celebrar esta importante fecha, con una de las leyendas más aterradoras que Puebla resguarda: la leyenda del niño panteonero de Momoxpan.
Cuenta la leyenda que hace muchos años, en Momoxpan, San Pedro Cholula, habitantes comenzaron a notar la presencia de supuestos fantasmas de niños que corrían entre las habitaciones de las casas ubicadas en dicha localidad; estos seres “del más allá", desaparecían en cuestión de segundos, aterrorizando a los testigos. Por si esto no fuera suficiente, algunos pobladores aseguraban que del suelo emergían flamas azules sin razón alguna, además de que también escuchaban cadenas y lamentos.
Te puede interesar: Leyenda de la mujer fantasma que deambula en la Basílica de Guadalupe
Los colonos de aquella época ignoraban las razones de la actividad paranormal, hasta que un día, una pequeña niña de apenas 6 años de edad quien llevaba por nombre Guadalupe Xómitl, presenció la aparición de un niño, de aproximadamente 5 años de edad, quien usaba taparrabo y huaraches.
Aunque en un inicio, la menor quedó paralizada del susto, al cabo de unos segundos, se atrevió a preguntarle al menor quién era, a lo que éste le pidió que excavara exactamente debajo del lugar donde ella tenía su petate en el que dormía todas las noches.
Cuando Guadalupe le preguntó al fantasma del niño el por qué, éste le respondió que sus padres estaban enterrados justo ahí, y resaltó que no encontrarían el descanso que necesitaban si no eran enterrados en un lugar sagrado, justo como se solía enterrar a los indígenas antes de la conquista española.
“Existe mucha gente enterrada en varias partes de Momoxpan! Todos mis hermanos indígenas fueron asesinados por los españoles”, concluyó el infante y desapareció.
Te puede interesar: ¿Conoces la ALARMANTE leyenda de la Laguna de Aljojuca, Puebla?
Menor Guadalupe murió a los pocos días
Luego del encuentro del fantasma con la menor, Guadalupe desmejoró en cuanto a su estado de salud; no comía ni podía mantenerse en pie por sí misma, y entre su delirio, explicó lo que le había ocurrido. Lamentablemente, en ese entonces nadie podía dar fe a lo que la pequeña decía, y ella terminó por morir a los pocos días.
Con el paso de las semanas, los pobladores se dieron cuenta de que lo que le ocurrió a la pequeña Guadalupe, le pasó a otros habitantes de la localidad, quienes también entre sus delirios, aseguraban que debajo de las casas y edificios habían cuerpos de indígenas enterrados, y que lo único que querían eran que sus restos fueran colocados en un sitio sagrado para poder descansar.
Con el paso de los años, los habitantes que comenzaban a remodelar sus viviendas o a construir en terrenos baldíos, empezaron a descubrir diversos cadáveres de personas, que presuntamente pertenencían a indígenas que fueron asesinados por los españoles durante la conquista. Cada vez que alguien encontraba un cuerpo, lo enterraba en un cementerio con la intención de que encontraran descanso eterno.
Pese a esto, se dice que en muchas edificaciones antiguas, aún se encuentran los restos de nativos, por lo que por las noches, suelen escucharse ruidos y lamentos.
Con información del Libro de Leyendas de Puebla*
