Ya se estrenó en México la última película de Pixar: Lightyear, un spin-off del personaje que vimos en las películas de Toy Story como un juguete. La cinta de 2022, centrada en el guardián intergaláctico, se encuentra dentro del universo de Toy Story como la película que Andy ve a sus 10 años, a partir de la cual surgen el juguete de Buzz Lightyear que recibiría posteriormente, en su cumpleaños. Y aunque la película ya había generado polémica, debido a que fue censurada en 14 países por incluir un beso lésbico, en nuestro país la discusión se desató después de que esta llegara a las salas el jueves 16 de junio, la semana pasada. Sin embargo, ¿realmente es para tanto el alboroto?
¿De qué trata Lightyear?
La cinta centrada en el legendario guardián espacial de Pixar relata la historia de cómo, después de quedar atrapado en un planeta hostil a 4.2 millones de años luz de la Tierra, Buzz, su comandante y tripulación, junto a un gato robot que se roba la película, deben buscar una forma de regresar a casa, con todos los retos que viajar en el espacio y el tiempo presenten. Todo eso mientras el villano Zurg y su ejército de terroríficos robots amenazan toda la misión.
Si vas a entrar a la sala con la esperanza de ver otra de esas películas de Pixar que son más historias para adultos (o millenials con traumas, como uno), disfrazada de cuentos infantiles, te aviso de antemano: este no es el caso. Tampoco es una película que quiera abusar de la nostalgia para llegar a un público que se niega a crecer. Lightyear es de cabo a rabo una película para niños, y podemos verlo en la forma tan eficiente en que simplifica cosas como viajar en el tiempo, como cruzar el espacio.
Y ese es su mayor mérito (que no es poca cosa): construye una narrativa sencilla, perfectamente segmentada y con un guion que sabe qué parte le corresponde a cada etapa de la estructura, sin querer hacer un juego muy complicado para sorprender al espectador. Punto.
Sin embargo, no por eso digo que a tus 25-30 no la vayas a disfrutar o que no vayas a recordar alguna que otra sonrisa que viviste cuando viste las películas originales hace más de 20 años, claro que lo vas a hacer. Lo digo para que vayas a sabiendas de que, aunque vas a amar la película, no es una historia que esté escrita para ti. Y eso es importante dentro de lo que diré más adelante.
(PD: No te pierdas al gato. No tienes idea de qué tan entrañable personaje se vuelve a lo largo de la historia).
Un beso lésbico: ¿de verdad es para tanto?
No voy a decir que me sorprendí cuando escuché que la película fue cancelada en tantos países, pero sí que lo que vi en la sala me agarró en curva. Lo que llegué a mi casa a leer en Facebook o Twitter, más. Sobre todo porque en pantalla no se ve nada de otro mundo: sólo una pareja de mujeres dándose un beso. Y ya. Y aún así un grito ahogado inundó la sala: un montón de padres no alcanzaba a creer que sus hijos presenciaran tal muestra de afecto.
Y así se vivió en mis redes: un montón de personas criticando una supuesta “inclusión forzada” que, por alguna razón, puede malinfluenciar a las infancias. ¿Por qué nadie piensa en los niños?, dicen.
¿Y por qué nadie piensa en los padres?
A esto me refiero cuando digo que no es una película hecha para los adultos, sino para una nueva generación que está creando y adueñándose de un mundo completamente diferente, en muchas cosas para bien. Dejemos, entonces, que los jueces sean ellos, para quienes la película está hecha. ¿Cuál creo que sea su juicio? Ninguno: ningún niño en mi sala mostró ninguna reacción a un beso que, al lado del gato, pareció completamente secundario.
“¿Cómo le voy a explicar a mi hijo?”, te preguntas. Tal vez una mejor idea sea dejar que tu hijo de explique a ti.