El público no llevaba un mes de haber vuelto a poner pie en los los Lavaderos de Almoloya, cuando, por daños causados por los visitantes, tuvieron que cerrar una vez más sus puertas. Esto después de que, tras la rotura de una laja que daño el lavadero, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ordenara negar el acceso de visitantes al recinto hasta que este sea restaurado. Esto sorprendió a los turistas que se presentaron este domingo al lugar y recibieron la noticia de que no se les permitiría la entrada. Los Lavaderos datan del siglo XVII y recientemente habían sido restaurados.
Aunado a esto, las recientes lluvias en la capital poblana causaron que el túnel al costado de los lavaderos se mantenga inundad.
¿Por qué son importantes los lavaderos de Almoloya?
La razón de la que el recinto toma su nombre es por el río San Francisco, que en náhuatl era llamado “Almoloya”, o “Agua que brota”. De acuerdo con historiadores, en los lavaderos habían dos veneros de agua dulce, cuales derrames corrían hasta el río. No obstante, gracias a un terremoto en el Siglo XVII, uno de estos ojos de agua (el de “el Agua Santa”) se secó, por lo que se tuvo que depender solamente del ojo principal.
Hoy en día esa agua es almacenada en una cisterna en Paseo de San Francisco, para ser bombeada a la cima del cerro de Loreto, para abastecer así a los habitantes del centro histórico de Puebla.
En su momento, al rededor de 1704, los lavaderos funcionaban para que las familias de Puebla lavaran su ropa. Sin embargo, en 1863 fueron clausurados porque la zona se encontraba altamente deteriorada. Fue hasta 2015 que un hotel recién construido junto a la zona los privatizara y dejara al disfrute exclusivo de sus clientes. No obstante, bajo el argumento de que “el patrimonio de Puebla es para los poblanos”, el gobernador Miguel Barbosa retiró a los particulares el uso de los lavaderos, que abrirían sus puertas al público el 22 de mayo de 2022, sólo para cerrarlas otra vez el día de hoy.
